Ensueña
Tras el cerro de tu adormilado subconsciente, hubo una tierra de roídos huesos y madreperla. Sólo había que seguir el camino de la aurora: ese espectro de burbuja desencadenada.
Y más allá del oceánico universo que se iba apagando, el astro plateado se encargaba de iluminar nuestra cercanía. Todo lo bañaba esa luz lechosa sobre el mundo de marfil. Era una refulgencia densa, una miel de fantasmal luz que caía sobre tus recuerdos de aquella era.
Te recuerdo volviendo de ese lugar, confundido por lo que estaba pasando: el mundo empezó a mezclarse con el cielo, al igual que el arcoíris del jabón lo hace con el agua. El marfil se derretía como una vela, encendida por la llameante aurora. Al final, sólo te hundiste en la melaza que había formado la madreperla.
No te acuerdas de todo eso. Sólo fue un sueño.
26 de Febrero de 2017
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