Cella

Intenté enseñarte mi habitación a obscuras. Ya te había descubierto intentando ver por la mirilla entablonada de la puerta arañada.

Así que intenté enseñarte este lugar, donde las paredes están siempre gritando. Te mostré la esquina de los fantasmas, el espejo distorsionado y las palabras indescifrables en el techo. Quise que vieras que el suelo siempre está cubierto por migas de antiguos recuerdos, cenizas de rencores que se quemaron en silencio y el sin fin de mariposas con las alas desgarradas que una vez decoraron mi universo. Te enseñé el blanco impoluto y el vacío inmenso enclaustrado entre estas paredes.

Mas en todo aquello que te enseñaba, para ti algo fallaba. Querías borrar las palabras que no te atrevías a leer, querías barrer mi polvo y cenizas, querías silenciar lo que no oías… El espejo ya estaba roto antes de que vinieras.

Y te fuiste, cerrando la puerta despacio, sin mirar atrás, dejándome encerrada de nuevo.

29 de Noviembre de 2014

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