Anathema

Somos una canción rota,
un silencio que no llena,
una mirada cansada
al reloj de mediodía.

Un hogar hundido en la rutina,
amueblado con penas cada día,
e intenciones acumuladas como polvo,
y palabras de amor sin pronunciar.

Lleno de estrellas estaba el cielo,
tan lleno como de besos,
mis sueños estaban por ti.
Llenos de amor y deseos,
que se quebraron junto a ese sueño.

Prometimos ir a Saturno,
jugar con el mundo
y aullar en piélagos de placer.
Pero nos quedamos dormidos.

Cuántas cosas no hubiéramos hecho,
si no estuviéramos enterrados bajo suelo.

Se oyen los solitarios grillos
y, a lo lejos, el canto de un pájaro
despierto extrañamente a deshoras.

Ya no estás en este crepúsculo.
No has despertado conmigo.
Ya no cubre tus pestañas el rocío.

Te acaricio, no te inmutas.
Te beso, mas tus labios son de niebla.
Estás desapareciendo en la pena.
Estás quieto, absorto y lontano...

Pero aunque no brillen con la misma luz,
recogeré cada estrella rota en estas ruinas
y las encenderé una a una con mis manos.
Entonces se alzarán todavía más alto,
y serán más resplandecientes que antaño.

Ojalá las vieras antes de desvanecerte.
Ojalá despertaras algún día, mi amado,
de ese coma sin sueños, de ese abismo nublado.

22 de Julio de 2018

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