Fata morgana

A través de la ventana olvidada, me escapé de Hiperbórea con un vestido de perlas de lágrimas y seda de llantos. Caurus me izó suavemente entre sus vientos hasta caer en un suelo incierto, arrancada de sus brazos por tu presencia.

Hallé una senda en el desierto por el que me condujo el fata morgana de tus palabras. La arena es gris, como el sentir de tus brazos. Refleja el fondo del Universo, la arena gris. Suspiro y se forma una tormenta de polvo que avanza hasta hacer desvanecer tu mirada.

El desierto se convirtió entonces en un páramo de flora con olor a petricor. El polvo se convirtió en noche y mi suspiro en parras enredadas a mi corazón. Allí éramos dos: tú, yo, la Luna y el ciervo. El ciervo huyó, la Luna se quedó... Para verme a mí sola en la montaña de los aromas.

31 de Diciembre de 2015

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